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If I did something wrong, I don't care

viernes, 25 de julio de 2014

Un pequeño paseo

 23.50

Si bien no era la mejor hora para estar fuera del hogar, a Alex aquello apenas le importaba. Siempre había creído que su vida era de noche, las salidas, el aire, menos contaminación, menos gente.
No era particularmente solitario, pero trataba en la mejor medida de entablar conversaciones si la gente no era de su agrado.
Sin pensarlo dos veces, tomó la chaqueta de piel de su armario y las llaves tanto de su moto y departamento de un pequeño frutero que se encontraba sobre una mesita a la entrada.

-Aquí vamos.- Externó junto a un suave suspiro comenzando a bajar las escaleras de una manera un poco acelerada. Una vez frente al garaje, apretó el botón de las puertas automáticas y se metió agachando un poco la cabeza esperando que esta terminara de levantarse para poder salir.
Tomó el caso que descansaba sobre el manubrio y lo colocó firmemente sobre su cabeza, el suave ronroneo del motor al encender provocó una amplia sonrisa sobre sus labios. Calentó un poco el motor y alzó su mirada.
La puerta estaba abierta, el motor encendido, y un suave "click" volvió a encender el mecanismo de aquella para que comenzara a cerrarse. Arrancó a toda velocidad, un rápido vistazo hacía atrás le indicó que la puerta cerraba correctamente y se perdió en el infinito.

No tenía una ruta definida, había dejado a propósito el GPS encima del buró que estaba junto a su cama, en su cabeza solo escuchaba el sonido del viento al romper contra el casco. Su celular iba guardado en algún bolsillo en su chaqueta, lo mismo que los auriculares. Lo que más disfrutaba de aquellos viajes es que eran impredecibles, podía llegar casi a cualquier parte. Podía durar horas, días, lo que él quisiera, y eso era lo que amaba. Ser un alma libre, sin ataduras, sin fronteras. La única persona que le preocupaba hasta el momento tenía ya unos días desaparecida, que más daba si se iba él también.

No paró en ningún momento más que para llenar el tanque de gasolina, su cartera en todo momento iba en su bolsillo derecho del pantalón por lo que era difícil que este se perdiera. Compró un paquete de cigarros y una cerveza en la tienda de conveniencia, después de terminarla y fumar un tabaco, sacó el celular para verificar la hora y reanudó su camino.
No le preocupaba llevar un poco de alcohol en las venas, estaba acostumbrado. El reloj del celular indicaba que tenía aproximadamente unas cinco horas de viaje y que en cualquier momento comenzaría a ver pequeños rayos de luz colándose entre las nubes. Aquello le hizo aumentar un poco la velocidad para encontrar una zona de mayor altitud para observar aquél fenómeno de la naturaleza que tanto amaba.

Un suspiro escapó de sus labios una vez que detuvo la motocicleta al tiempo que retiraba el casco de su cabeza. Lo dejó sobre el asiento y caminó unos cuantos pasos lejos de ella. El cielo comenzaba a adquirir aquél color tan peculiar, las bandadas de pájaros cruzaban el cielo en señal de que ya había salido el sol. Después de cerrar sus ojos, permitió que sus pulmones se llenaran del aire fresco que lo rodeaba y extendiendo sus brazos al máximo, dejó que la luz solar acariciara su piel un instante. No fue hasta que estuvo satisfecho que abrió los ojos para dar un último vistazo al panorama que tenía en frente.

Ya sobre la moto, dejó el casco frente a él para sacar su celular y tomar una foto. No era de aquellos que amara en sobre medida aquella práctica, pero tenía la intención de enviar aquella a su madre. Sonrió. Una amplia y cálida sonrisa, natural, despreocupada, llena de energía. Sonrió a todo y a nada, al recuerdo de su madre, al paisaje que sus ojos contemplaban. Sonrió para si mismo, a ella, a sus recuerdos.
Con un último suspiro guardó el aparato que aún sostenían sus manos y colocó el casco nuevamente sobre su cabeza. La llave en el encendido provocó ese suave ronroneo que ya le era familiar y emprendió su viaje de regreso.


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