Sus gritos cada vez más fuertes hicieron que me quedara en ese oscuro rincón. Mis manos tapando fuertemente mis oidos frágiles para evitar que la desesperación inhundara mi cuerpo. No se cuantas veces pasó, no se cuanto tiempo me mantuve así. Mi corazón palpitaba acelerado con cada paso que él daba, la duda en mi cabeza hacía más fuerte el dolor. No quería que pasara otra vez. Mis pies descalzos querían huir, pero mi cuerpo no reaccionaba. Yo no lo dejaba reaccionar. Tenía una vaga fuente de esperanza que me hacía pensar que él se marcharía y se olvidaría de mi. Mis ojos, fuertemente cerrados, querían asomarse a ver lo que yacía en esa desolada habitación: Nada. Desperté alterada, otra vez habían comensado esas horribles pesadillas.
1 comentario:
Well, no corregí ni nada. El texto está tal cual lo escribí en otra página (Cemzoo), así que se que algunas cositas andan incoherentes por ahi.
Un saludo, y gracias por leer.
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